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AEQUILIBRIUM

 

Al mencionar la palabra EQUILIBRIO automáticamente nos viene a la mente una balanza, el yin-yang, blanco y negro, un vaso medio lleno o medio vacío, todo en compensación de iguales (entre comillas).

 

Los antecedentes son claros, al caminar por el Metro de la CDMX vienen sensaciones de diferentes tipos; siendo la manera más rápida para llegar a un lugar y que con poco dinero puedes atravesar la ciudad, la cantidad de gente que lo utiliza es cada vez mayor y en horas pico o con lluvia se convierte en una auténtica prueba de meditación permanecer en el vagón pacientemente a que se reanude el servicio… Somos muchos y la no descentralización de los lugares de trabajo a dado por resultado mayor afluencia hacia las grandes ciudades.

 

Hace un par de meses, hablando con estudiantes de Arquitectura les preguntaba qué debemos hacer los artistas plásticos, arquitectos, músicos, actores, para cambiar, aunque sea por un instante el pensamiento rutinario de una persona que debe viajar horas diarias para llegar a su trabajo ya que no les alcanza para vivir cerca… la respuesta quedó en el aire, la intención era que todos, incluso maestros y yo como ponente, pensáramos más acerca de cómo hacer un arte que logre despertar sensaciones diferentes y que aunque sea por unos segundos se olviden los usuarios del transporte público de los problemas y cansancio que quizá domina su mente.

 

No pasó mucho cuando me enteré que era posible proponer un proyecto en el Metro de la CDMX; poco tiempo después metí el proyecto y fue aceptado.

 

Inicialmente el proyecto estaba pensado para una vitrina, el diseño era diferente a como lo ven ahora, por ejemplo, en la parte central, en lugar de un triángulo y la sombra simulada de un rombo era la de un círculo; el cambio se dio al estar en el lugar asignado y que en lugar de una vitrina eran dos, una en frente de la otra; el reto consistió en: cómo podía conectar las vitrinas logrando que funcionaran como una misma propuesta pero diferente a la vez?

 

Aquí quiero recalcar algo que considero importante, el artista se debe adaptar al espacio, y no el espacio a la obra del artista, o como decían los maestros orientales: Ser como el agua, adaptarse a la superficie y fluir.

 

Al principio observé que el porcentaje de personas que se detienen, incluso en domingo, a ver una exposición en las vitrinas del Metro no es tan alto, del tiempo que pasé observando tan sólo un 3 por ciento se detuvieron a ver lo que estaba en las vitrinas, no es que no les interese, sino que el ritmo de vida que se lleva en la gran ciudad es muy acelerado, y la inercia los lleva, incluso en su día de descanso a seguir su camino y no detenerse mucho en su andar…

 

Entonces la pregunta era: qué puedo proponer, que no exija que se detengan pero que de manera inmediata se lleven una experiencia? Y que de manera paralela, para aquellos que si quieran detenerse, la vivencia se convierta en algo más?

 

El proyecto AEQUILIBRIUM (Equilibrio en latín) surgió a partir de observar el espacio destinado para exposiciones en el metro de la CDMX. Al llegar a las estaciones inmediatamente nos vienen a la mente las distintas manifestaciones artísticas que se han gestado en dicho lugar, y no sólo el lugar, sino en México en general.

 

Siqueiros buscó “construir una teoría sobre la pintura mural dedicada a un espectador en movimiento” y eso se puede apreciar en la Sala Poliangular en donde, gracias a la ilusión óptica no hay diferencia alguna entre la pared y el piso, incorporando al espectador en el espacio, el UNO bien, como dijera Plotino.

 

El proyecto consiste en intervenir con pintura vinílica las mamparas del espacio de exposición y colocar piezas de madera talladas en línea horizontal del montaje complementado con un medio círculo o triángulo en la parte central generando sombras naturales y artificiales; paralelo a ese montaje, adaptándome al espacio de exposición, se pretende intervenir la vitrina que resguarda el lugar.

 

La idea de intervenir la vitrina se justifica con que ella también forma parte del entorno, no es sólo la exposición contenida en su interior, una buena exposición interviene el espacio, todo forma parte de todo y por ello el espectador: personas que van caminado con un rumbo fijo (ir a ver a un amigo, al trabajo etc.), al ir de “paso” debe llevarse una impresión de lo que están viendo en su andar.

 

Las cuerdas colocadas en la vitrina dan movimiento, la obra cobra vida, y para los que se detengan a ver el montaje notarán que la diferencia entre un montaje y otro consiste en el color de los círculos y que al observar a distancia de frente  cualquiera de los dos montajes, la imagen que vemos es la siguiente:

 

Un montaje equilibrado, el reflejo de la pieza que está a nuestra espalda y a nosotros mismos; es nuestra imagen contenida en un equilibrio, que lo real se convierte en irreal, el mito del espejo en donde lo que se ve es el reflejo de nuestro propio Yo y es que todos somos uno, yo me veo reflejado en la persona que me molesta, que me gusta, que me alegra, todos estamos contenidos en todos y dicha sensación se percibe claramente en espacios de mucha afluencia como el Metro. El error quizá sería pensar que somos individuales cuando la realidad es que vivimos en sociedad.

 

Leonardo Da Vinci escribió: “Para ver si tu pintura es conforme en su totalidad a las cosas que representas, toma un espejo, haz reflejar en él el modelo, y compara este reflejo con tu pintura; examina bien, en toda la superficie, si las dos imágenes del objeto se parece.”

 

La sombra nos indica que existe un cuerpo en el espacio, que estamos vivos; como escribió Masaccio: “La sombra es privación de luz. Me parece que las sombras son indispensables para la perspectiva, pues sin ellas se comprenden mal los cuerpos y los volúmenes.”  

 

El montaje pretende generar en el observador una sensación que le inspire a seguir en su andar, un montaje escultórico pictórico que les mueva algo, que al verlo se interesen y hasta se detengan o no, pero que en su interior se lleven algo en ese transitar cotidiano, que a cada paso que dan la imagen vaya cambiando, un espacio intervenido que genere una reflexión del pasado, presente y futuro en un lugar tan importante como es el Metro de la CDMX.

 

Kazuo Ishiguro, (Un artista del mundo flotante) “Dime, no te gustaría un día pintar cosas realmente importantes? No me refiero a obras que admiremos y elogiemos aquí entre nosotros. Me refiero a obras verdaderamente importantes. Obras que aporten algo a nuestro pueblo, a nuestra nación… no es fácil apreciar la belleza de un mundo cuando se duda de su valor…”

 

Agradezco a Ernesto Egaña por su apoyo, a Vanessa Bohórquez Directora de Cultura Metro y a todo su equipo de trabajo, a Alexandra Sanders por la edición del video, a Víctor Romero por la musicalización, a Alexandra Germán por el registro fotográfico, y a mis papás, hermanos y sobrinos por su siempre apoyo. Y a todos ustedes por tomarse el tiempo de estar aquí. Gracias.

 

 

ARS. 2016.

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